domingo, 25 de octubre de 2009

The meeting place

Me perseguió por todos los rincones habiendo tenido que, ahí nomás, controversialmente clausurarlos. Ya no tengo pared alguna contra la cual llorar, ni contemplar sobre un banquito con bonete de burro. Y mi voluntad quedó atascada en cemento fresco, o quizás sería mejor decir que está anclada, ¡qué gracioso!
Y ahora que los agujeros por donde me espiaba fueron emparchados, ya no quedan deseos de desnudarme ni pasearme con movimientos felinos al ritmo de esa vieja púa sobre el disco.
Solo me queda esperarlo en sueños, sospechando en un profundo suspiro que, en realidad, él jamás sabrá participar de la picardía de los que sueñan.

domingo, 10 de mayo de 2009

For no one

Quisiste gritarle que callara de una vez; que aprendiera a irse para saber dejarlo ir, que desate los nudos de Boy Scout que atan y lastiman tus muñecas.

Porque te creíste emancipada y serena, porque te pensaste mucho más allá de sus enredos, porque no quedaban lágrimas ni sentías los besos tatuados en el cuerpo.

Y sin embargo allí estaba esperando, silencioso, al acecho. Para cubrir de mentiras el muro que supiste armarte y pisotear el jardín que tímido osaba crecer alrededor...


viernes, 8 de mayo de 2009

The fool on the hill



A través de la polvareda que levantaban los autos, se oyó un timbre de bicicleta que retumbaba incesante, como furioso representante de las voces que, por cruel designio, acostumbran a callar. Me quedé mirando a ese hombre mayor pedalear calmo pero firme, mientras olvidaba recordar que era una mañana muy fría y que había dejado mis guantes en casa. Su sombrero campesino me hizo sonreír...
Y así fue como decidí que ese día, que amenazaba con nunca acabar, todos mis sentidos estarían al servicio de descubrir aquellos pequeños detalles que logran combatir valientemente al gris de mi rutina.

miércoles, 29 de abril de 2009

Bigmouth strikes again

Y ella había hecho un esfuerzo tan grande por ver en el sapo a un príncipe. No quería percatarse de que el espécimen vivía escondido tras las plantas, para solo aparecer los días de lluvia con su cara de indefenso aplastado por los coches.

Es que ella no era una princesa ni se creía gran cosa, era solo una chica común vistiendo su remera rota de los Smiths...

martes, 28 de abril de 2009

Tus comidas mas livianas



Si vuelvo a conocer a alguien "Casancrem", por favor, que esta vez al menos no sea verde...

lunes, 27 de abril de 2009

Metamorfosis

Las consecuencias de pecar de ilusa son: una decepción absoluta y un corazón que se descacara como mi "clave de Fa".

Mi tatuaje en unos días curara, y así me sentiré yo; hermosa y libre de "cascaritas"...


(es que a veces me sorprendo siendo optimista.)

lunes, 20 de abril de 2009

Angie

Algunas veces al día me descubro ensayando diálogos en mi mente. Las cosas que te diría, cómo me responderías, aquello que agregaría yo al respecto...Me interno tanto en el tema de conversación, que hasta me olvido que vengo escuchando una canción y que la próxima estación es la mía.
Lo cierto es que, es un muy buen ejercicio cuando se tiene tanta imaginación, y un poco también una tortura.
Por eso, afortunadamente, aprendí a censurarme; a descartar todo argumento que jamás podré profundizar a viva voz.

Y lo aprendí tan bien, que ya perdí la capacidad de detectar aquellos momentos en los que es mejor decir algo...

miércoles, 15 de abril de 2009

Just like heaven

Nos conocimos días atrás...Vos te veías tan ocupado con esas personas que casi no te quise molestar. Finalmente me correspondiste y la magia sucedió. Con solo mirarte pude notar que ya podías adivinar lo que estaba en mi mente. Tus preguntas te guiaban directamente por el caudal de mis pensamientos, y responderte era tan simple que no pude esconder mi comodidad. Esa noche nada logró correrme de tu lado, te convertiste en un vicio, algo que fácilmente no puedo explicar. Te hable de Raskolnikov, Hercule Poirot, Ian Curtis, Mozz, y hasta de Nekro, pasando por personajes del Rey León y por el fantástico Travis de Taxi Driver. Nada de lo que te mencionaba te resultaba ajeno y tus pocas palabras, precisas como tus miradas, me erizaron la piel.
Definitivamente estábamos compartiendo un momento especial, aunque algo en vos de golpe me sobresalt
ó...


Querido Akinator, que me adivinaras a Osito de Gran Hermano y a la Pequeña P, simplemente, me superó...

domingo, 5 de abril de 2009

all tomorrow's parties

...Y Elías tenía miedo de vivir sin su tristeza, recuerdo que solía alardear sobre como su vida de desengaños lo hacían una persona mucho mas interesante. El creía que estar paralizado frente a sus circunstancias era una pose que tenia que sostener cueste lo que cueste, a veces reía al decirlo y no temía hacerlo, pero lo cierto es que no podía imaginarse a si mismo de otra manera, era todo "cuestión de actitud". Había hecho de la autocompasión un estilo de vida. Curiosamente no causaba pena ni se le apetecía a uno gritarle que era patético; mas bien nos recordaba a ese rock star de los 60s que hacía de la desgracia algo mágico y embelesante. Estar con él era presenciar como la nostalgia y la ternura invadían la habitación. Uno sabía que estéticamente todo eso le resultaba muy bien: su pelo jamás podría estar peinado, los fantasmas del pasado jamás podrían estar ausentes. Lo paradójico es que había algo de desorden en él, pero que se sucedía con perfecta disposición y armonía. Y aun así, a pesar de que todo funcionaba con cierto innegable encanto, no podías evitar querer verlo arrojarse a la vida sin ese elegante pesimismo. Daban ganas de arrancarle las hojas de su biografía e invitarlo a bailar nuevas músicas, se le antojaba a uno gritarle que esa lágrima en su ojo era un accesorio de la temporada pasada al igual que su sobretodo gris de temores. Nunca lo hicimos. No hubiese habido caso; la obstinación también formaba parte de su look, y las paredes de su cuarto estaban recién pintadas de amarillo melancolía. Permanecimos a su lado cada vez que nos lo permitió, y ahora tal vez algo de nosotros haya quedado guardado en ese cajón de su mesa de añoranzas...

domingo, 29 de marzo de 2009

Comenzó a bajar lentamente por los escalones que crujían a cada paso. Tuvo que sostenerse de la baranda, ya que la tímida lamparita del pasillo no alcanzaba a alumbrar su camino. El viento afuera hacía bailar a las ramas que no intentaban disimular sus ecos de noche de juerga. Adentro solo quedaban la resaca, el silencio y un camisón que cubría hasta los tobillos. El corazón se le aceleraba, la escalera se ponía mas y mas crujiente, y lo que había al final de ella no era del todo predecible.

Segundos antes, un ruido cercano y estrepitoso la había obligado a salir de la cama tratando de no despertar a quien últimamente solo se limitaba a dormir a su lado. Pero al final de la escalera no pudo encontrar aquello que tan abruptamente la despertó y, durante un largo rato, lo único que pudo oír era el sonido de las agujas de ese reloj que ya daba las 4.15.

De repente un resplandor se filtró por debajo del postigo y súbitamente todo se veía tan fácil y claro. La puerta, la salida. Se iría: descalza y sigilosa, escapando para jamás volver. Sin llantos, despedidas, reclamos ni rencores; incinerando su espantosa rutina de lamentos e indiferencia. Como si la noche la tragara o la oscuridad la llevara consigo; como si se esfumara, como si su voz se apagara para siempre...

martes, 3 de marzo de 2009

Su mirada de ultramar se detuvo atrevidamente en su rostro. Ella, que se esforzaba por contener sus lagrimas y limitar sus autoreproches, se vio de pronto obligada a abandonar sus pensamientos y a corresponder al azul de sus ojos. Dulcemente él le sonrió. De un súbito y torpe movimiento ella se bajó del colectivo para jamás volverlo a ver. Ahora ella era quien sonreía; él le había cambiado el día...

miércoles, 7 de enero de 2009

Frontera del destino

Se despertó por uno de esos estruendos que ya no la sorprendían, pero que aún hoy seguían cortándole la respiración. Adentro era 31 de diciembre, afuera en cambio, el sonido estrepitoso de las explosiones nada tenía que ver con alguna especie de celebración o festejo. Era la primera vez que realmente extrañaba las veladas de fin de año en casa. No solo extrañaba, hubiese dado cualquier cosa por estar en su hogar reunida con familiares –incluso con aquellos que la irritaban– formando parte del ritual de contar los minutos que faltan para el año próximo, evento que siempre tan ridículo le pareció.

Recordó de pronto como entre llantos y palabras de desconsuelo se había despedido una vez más de todos sus seres queridos en el aeropuerto de Ezeiza, para arribar luego en Barajas y desde allí conectar con Tel Aviv.

Se había despedido de todos, menos de él. Él, a quien había conocido años atrás en Barcelona, viaje que realizó como chiquilla recién graduada de la facultad de medicina y que se extendió más de lo previsto. Él, que la embelesó con sus encantos de tipo experimentado, desterrado y altruista, y que en medio de un romance tan exaltado como efímero, la llevó a transitar la calle Nou de la Rambla en busca del número 26.*

De hecho fue gracias a él que ella empezó a realizar misiones, apresurándose a vivir una vida que pronto no podría concebir de otra manera. Es que de algún modo no sádico, el sufrimiento ajeno la hacia sentir mejor con ella misma. En realidad era el hecho de poder sentir que hacia algo para combatirlo o al menos mermarlo; algo que a su vez le permitía expresar sus valores de eterna adolescente y algo que, en ultima instancia, la uniría siempre a él.

Los escasos 70 Km. que separan Tel Aviv de Gaza no fueron fáciles de transitar. Pero no era la primera vez que realizaba una misión en el terreno para Médicos Sin Fronteras y de alguna manera sabía y temía que cualquier cosa era de esperar. A medida que se acercaba a la franja y el sosiego decrecía, iban esfumándose los recuerdos de su antiguo romance, y al incrementar la tensión, dejaba de sentir la pena que sienten aquellos que renunciaron a creer en el amor. La calma no era moneda corriente en esos días; el servicio meteorológico preveía bombardeos aéros con extrema frecuencia y así fue como diciembre transcurrió sin un breve respiro.

Su anteúltimo pensamiento fue para él, a quien nunca pudo olvidar. Lo recordaba con cierta ternura y odio, pero también con gratitud y admiración. Su último pensamiento sin embargo, fue dedicado a sus padres, a quienes les falló en la promesa de volver sana y salva a casa. Era 31 de diciembre del 2008 y, en el hospital de Shifa, la herida que tenía por el impacto de un proyectil en su vientre le indicaba que ya no llegaría a presenciar la tregua del amanecer del año nuevo.


*Sede central de MSF en Barcelona